La vejiga hiperactiva (V.H.) es un cuadro clínico definido por urgencia miccional asociado a frecuencia y en muchos casos incontinencia que resulta de la hiperactividad del detrusor (músculo de la vejiga). Se trata de una patología que altera seriamente la calidad de vida, motivo por el cual su correcto diagnóstico y manejo terapéutico es esencial. La inyección de Toxina Botulínica intravesical es una alternativa de tratamiento cuando otras medidas terapéuticas no han sido efectivas. El fundamento de su uso es la parálisis del músculo vesical que reduce los síntomas de la vejiga hiperactiva sobretodo la incontinencia por urgencia miccional.
Las indicaciones actuales del uso de la Toxina botulínica en urología son:
La técnica de inyección intravesical de Toxina Botulínica es sencilla, realizándose habitualmente de forma ambulatoria, y con escasas complicaciones. Se realiza inicialmente una cistoscopia, y una vez reconstituida la toxina se procede a inyectar con una aguja endoscópica especial, realizando 20 ó 30 punciones según la patología de base. Los pacientes son dados de alta el mismo día sin necesidad de sonda vesical. El efecto de la toxina botulínica es de 6-9 meses según los casos. El efecto secundario más frecuente es la infección urinaria que aparece en un 15% de los casos, y en un 5-10% de los casos se precisará sondaje vesical intermitente por altos residuos postmiccionales.