La cistectomía radical es el tratamiento de elección del cáncer de vejiga cando éste penetra en las capas profundas de la vejiga. Consiste en la extirpación completa de la vejiga y la próstata en el varón, y de la vejiga, útero y cúpula vaginal en la mujer. Todo ello se realiza mediante pequeñas incisiones por las que se introducen una cámara y el instrumental en el interior del cuerpo, evitando las incisiones abdominales y la exposición de la cavidad abdominal durante largos periodos de tiempo.
Solamente se realiza una pequeña incisión, del mínimo tamaño que permita extraer las piezas quirúrgicas, y por ella se realiza la reconstrucción del tracto urinario, creando una neovejiga con intestino, que se sutura a la uretra de nuevo mediante laparoscopia. En los casos en los que la neovejiga no pueda ser realizada por motivos técnicos u oncológicos, el tracto urinario se reconstruye por medio un conducto ileal creando un estoma en la pared abdominal.
La cistectomía es una cirugía de gran calado, larga, compleja y con una importante tasa de complicaciones postoperatorias. La laparoscopia ha demostrado reducir de manera drástica estas complicaciones postoperatorias con respecto a la cirugía convencional, manteniendo los resultados oncológicos. Es una de las últimas fronteras de la laparoscopia urológica, y su complejidad hace que la mayor parte de los centros en España sigan realizando esta técnica mediante cirugía convencional abierta, a pesar de que las ventajas inherentes a la cirugía mínimamente invasiva son innumerables.